viernes, 8 de octubre de 2010

46. LA VIDA EN CRISTO –VIDA FELIZ

46. LA VIDA EN CRISTO –VIDA FELIZ
Casibares Puerto Lleras Meta. Reflexión. 18 de abril de 2010.
Diócesis de granada en Colombia parroquia  Nuestra Señora del Carmen Puerto Lleras Meta.
Bibliografía: Diócesis de granada Sonsón Río Negro, parroquia Beato Fray Eugenio. Plegable misión diocesana, es el Señor (Juan 21,)   vive en tu corazón
DESARROLLO
Dios nos ama como Padre amoroso de manera persona e incondicional.
Así dice Yavé tu creador Jacob, tu plasmador Israel. No temas que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. …vales mucho para mí, te aprecio te amo. No temas yo estoy contigo (Isaías 35,1-5).
“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10,10).
El pecado nos ha separado de Dios, “todos pecaron y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3,23).
Por el pecado se levanta un muro de separación entre Dios y el hombre, y consiguientemente entre los seres humanos.
Nosotros lo constatamos con las consecuencias en la persona enferma tanto en su cuerpo como en su mente. Incapacidad para relacionarse con los demás adecuadamente para amar y servir. Sociedad corrompida injusta y violenta.
El pecado es un rechazo de Dios, “contra ti solo pequé (Salmo [50] 51, 6).
El pecado es una ruptura consigo mismo; todo el comete pecado es esclavo (Juan 8,34). El pecado es un rechazo a los demás “el que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor” (1Juan 4,8).
¡La buena nueva! de salvación ya está en Jesús
La salvación única, verdadera integral, radical y definitiva.
¡Por su cruz  nos ha salvado, por  su resurrección nos ha ganado una nueva vida!
Porque Jesús y en Jesús el Padre nos ha dado la salvación.
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su hijo único par que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna (Juan 3,16).
¡Salvación de todo lo que oprime al ser humano! Y liberación integral de todo el hombre, de todas las situaciones. Porque Jesús y en Jesús el Padre nos ha dado la salvación, no hay otro nombre por el que podamos  encontrar la salvación (Hechos 4,12).
Haz tuya la salvación
Tú la puedes tener ahora en tu Iglesia católica. Un encuentro vivo, de ojos abiertos y de corazón palpitante con el Señor resucitado.
El vino a los suyos y los suyos  no le recibieron, pero a los que lo recibieron, les dio el poder de ser hijos de Dios (Juan 1,11-12).
Jesús dice: “mira que estoy a puerta y llamo, si alguno oye mi voz  y me abre la puerta, entraré” (Apocalipsis 3,20).
Si me buscas de todo corazón me dejaré encontrar” (Jeremías 29, 12).
La salvación es una obra ya  realizada y consumada por Jesús, creamos en ella de todo corazón, confesémosla con nuestros labios, agradezcámosla y hagámosla nuestra.
Ii
Conversión es volver a Dios
Conviértete de  todo lo que te separa de Dios. Es un cambio interior del corazón u de la mente para luego cambiar de vida y de actitudes y obras.
Pero para volver a Dios y hay que volverse de:
1° el pecado: como un no a Dios, un rechazo de su amor y de su plan.
2° Satanás y sus obras: renuncia a Satanás y a sus obras engañosas, de ocultismo, esoterismo, y superstición.
3° el rencor: voluntad de perdonar alos que te han ofendido.
Si reconocemos nuestros pecados y fiel y justo es Él, para perdonar los pecados y limpiarnos de toda maldad (1Juan 1,8-9).
Reconoce tus pecados y vuélvete a Dios y pídele perdón.
Vuelve tus ojos al salvador en la cruz. Luego acude al sacerdote para que en nombre de Dios, te manifieste su perdón, en el sacramento de la reconciliación.
Necesitas nacer del espíritu
Nacidos de nuevo a una vida abundante por la acción del espíritu
No estar con estar bautizado, se necesita aceptar a Jesús como único Señor, con sincera conversión de corazón, por una adhesión personal a Él.
El Espíritu Santo es el dador de vida. Invócalo, ábrete a su acción vivificadora, haz ahora una decisión persona. Con Cristo.
“el que no nace del agua y del Espíritu no pude entrar el Reino de Dios” (Juan 3,3).
Ábrele el corazón y tu vida
El proceso de conversión es obra del Espíritu Santo. Sin Él no descubrimos ni reconocemos nuestros pecados.
Continuará en el tema cuarenta y nueve.

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